Bajar el riesgo país y revivir la inversión
La economía que viene
Se abren las puertas para recibir
fondos que permitan financiar infraestructura y proyectos privados.
La muy alta demanda por bonos argentinos fijó en cerca del 7% la tasa
que el mercado le exige hoy a la Argentina por prestarle dólares a 10 años de
plazo. Es un descenso significativo frente al 10,5% que le pedían al ex
ministro Axel Kicillof seis meses atrás –octubre de 2015– en una emisión de
bonos a cinco años, que de todos modos fue declarada desierta. Es también menos
de la mitad que la tasa que los gobiernos K aceptaban pagarle al ex presidente
de Venezuela, Hugo Chávez, que llegó a comprar bonos argentinos que rendía una
tasa del 15%.
Pero más allá de la historia de las últimas emisiones de deuda, lo
importante es lo que puede pasar de ahora en adelante, cuando el país, las
provincias y las empresas puedan empezar a financiarse a tasas de interés
razonables.
Desde ya que comparando con lo que pagan países vecinos como Chile,
Paraguay, Bolivia, Perú o incluso Brasil, lo que hoy está pagando Argentina es
(aunque inevitable) alto. La misma comparación vale, por ejemplo, para una
empresa láctea, siderúrgica o petrolera.
Hoy se supone que el gobierno está enfocado en que esta sea la tasa de
interés más alta que el Gobierno Nacional deba pagar durante el presente
mandato presidencial de Mauricio Macri. De aquí en adelante, el riesgo país
argentino debería bajar aún más de lo que lo hizo en los últimos meses. Si eso
no ocurre, será un fracaso.
El riesgo país fue, justamente, lo que diferenció durante buena parte de
este siglo a la Argentina del resto de los países de la región. Y lo que le
puso un piso muy alto al costo de financiamiento de las empresas argentinas en
comparación a la tasa que pagaban las empresas de los países vecinos.
Esa diferencia en el costo del financiamiento fue lo que posibilitó la
expansión de las empresas vecinas y la contracara: la falta de proyectos
ambiciosos de las empresas locales.
La caída de las tasas de interés le permitirán al Gobierno argentino
tener más a mano los mercados de capitales. Desde ya para financiar de acá a
2019 una parte del déficit fiscal. También para financiar, por ejemplo, las
obras de infraestructura bajo el modelo de asociación público-privado.
Pero sobre todo se abre el mercado para que las empresas puedan volver a
obtener fondos a tasas razonables para financiar sus propios proyectos de
inversión.
Hasta hoy las empresas vivían “al día” invirtiendo lo mínimo necesario.
Y en cierta forma estaban expuestas a ser compradas por empresas extranjeras
que las sacaban de la cancha porque contaban con financiamiento más
barato.
¿Alcanza solo con la baja del riesgo país? No, pero ayuda. El equipo
económico se anotó en cuatro meses dos porotazos: la apertura del cepo y la
resolución del default. Ahora inicia el camino más engorroso: bajar la
inflación y el déficit fiscal y recuperar el crecimiento. También, sobre todo,
mejorar los indicadores sociales y el panorama general para los asalariados y
los trabajadores autónomos.
Sin ir más lejos, sin baja inflación
no hay crédito a largo plazo para las familias, ahora que se está hablando
tanto de cómo recrear líneas de préstamos para la vivienda
http://www.ieco.clarin.com/economia/Bajar-riesgo-pais-revivir-inversion_0_1561643983.html